Desde que se marchó del país a buscar nuevos horizontes Angie Cepeda se convirtió en una gitana. No le gusta echar raíces en una ciudad. Por eso no tiene problemas en empacar para marcharse a donde su trabajo lo exija.
De ahí que se haya acostumbrado a la soledad y a ser más independiente, a valerse por sí misma. Dice que se defiende bien como ama de casa. Le gusta cocinar, especialmente cuando está fuera de Colombia porque le aburren los restaurantes. "Yo preparo de todo y a veces me asomo a la nevera a ver qué hay y me pongo a inventar", le reveló a El País hace unos años. Eso sí, odia planchar. Planchar le parece "una mamera".
Vanidosa, sin llegar a las excentricidades, le gusta verse bella, aunque haya días que amanezca sin ganas de nada y parezca una loca. Pero generalmente se preocupa por verse bien, “lo heredé de mi madre, era bastante coqueta. Fuera donde fuéramos me decía péinate. Sufría con mi hermana Lorna (‘Patricia’, la peliteñida en Yo soy Betty, la Fea) porque siempre andaba con los pelos parados”.
La muerte de Yadira Jiménez, su madre, a causa de un cáncer, en 2003, la afectó muchísimo, pues considera que este hecho partió en dos su vida y la hizo valorar más el presente, disfrutarlo, que estar preocupada por el futuro.
Su mamá, abogada divorciada de José (padre de Angie, con quien la actriz no tuvo una relación tan estrecha); esa mujer valiente, perseverante, que se convirtió en juez penal militar y juez sin rostro, que sacó a sus hijas adelante, les enseñó a luchar por sus sueños y su felicidad.
Fue ella, ya enferma, quien le aconsejó a Angie que aceptara trabajar en la comedia Paradiso All Improviso, del director Leonardo Pieraccioni, la cinta que llegó a ser en 2003, en Italia, más taquillera que El Señor de los Anillos.
Comparada con Sophia Loren por su sencillez y belleza, especialmente por esa boca grande de labios carnosos, Angie es hoy una mujer de 38 años que se muestra más madura, serena y aterrizada.
Como dice el periodista Simón Posada, su imagen es la de una “persona solitaria, reservadísima, tranquila y casi que incluso aburrida. Ella me decía que no rumbeaba, que no trasnochaba. No se acordó de la última vez que pasó derecho y trasnochó. Que eso había pasado hace mucho tiempo. Que se acuesta temprano.
Que en Bogotá, agrega Posada, tiene pocos amigos, que se la pasa con su familia, muy casera, que su mánager (María Clara Lopez) no tiene problemas porque vaya a llegar tarde a las grabaciones, que trabaja mucho sus personajes. Es decir, me pareció una persona no bulliciosa, no rumbera, calmada, no nada”.
Princesa de Carnaval
Atrás quedaron los alocados días en Barranquilla, la ciudad que la acogió cuando era una adolescente, procedente de Cartagena, donde transcurrió su infancia.
Gozaba de la playa, del mango biche y del corozo con sal, esa peqeña frutica morada que también es el ‘antojo’ que extraña Shakira.
Gozaba de la playa, del mango biche y del corozo con sal, esa peqeña frutica morada que también es el ‘antojo’ que extraña Shakira.
En esa época juvenil fue princesa en el Carnaval de Barranquilla. Nunca, contaba entre carcajadas, fue reina de la máxima fiesta barranquillera porque “no me vieron el espíritu carnavalesco y tampoco los millones”.
Pero siendo princesa se gozó el carnaval de principio a fin: Casi tres meses de rumba: desde los pre hasta los poscarnavales. Una vez, le narró a El País, “terminé cantando con Lisandro Meza un tema que debía cantarse alrevés. Yo me trepé en la tarima y ra ra: canté y me dieron mis botellas de aguardiente”.
Aunque cueste creerlo, es “bastante tímida”, por eso pasa mucho tiempo sola y debe esforzarse por salir. Cuando siente que la soledad le hace daño se pone en contacto con sus amigos y la gente que quiere.
En ese círculo cercano, como lo recuerda Carolina Sabino, es una mujer encantadora. Como buena costeña, alegre, divertida, con un sentido del humor increíble. “En confianza es una mujer que habla duro, se ríe duro, todo el tiempo tiene un chiste, un buen comentario”.
Amores
Será por eso que a esta leo de 1,68 cms de estatura le llaman la atención los hombres con exquisito sentido del humor, que incluso se rían, como ella misma lo ha manifestado, “de sus hueseras” (chistes flojos).
Los actores colombianos Marcelo Cezán, Víctor Mallarino, el cantante Diego Torres –con el que duró ocho años– y “un actor inglés” han sido algunos de los hombres que la han llegado a conquistar.
Se especuló que uno de los motivos de su rompimiento con Diego Torres, a quien ella llegó a describir como su “alma gemela” y con el que se le podía ver de rumba en Cartagena, en algún bar del centro amurallado, fue la infidelidad de él con Mónica Cruz, hermana de Penélope Cruz.
A esto se le sumó la distancia, pues ambos, llevaban y llevan, carreras exitosas que les exigen continuos viajes.
En el sonajero amoroso que le han endilgado medios de comunicación a esta apasionada de los textos de Gabriel García Márquez y Paulo Coelho, han estado también los peruanos Salvador del Solar y Cristian Meier. También el cantante Andrés Cabas. Este último, en 2009, desmintió una posible relación argumentando que sí se vieron en una rumba, pero que entre ellos sólo existe una amistad.
Angie está felizmente ‘soltérica’, viajando, leyendo, estudiando, tomando buen vino, disfrutando de su trabajo, que por cierto, hoy no es lo esencial en su vida. Porque hoy su prioridad es sentirse contenta al lado de sus amigos y su familia.
Pero no se cierra al amor ni a la posibilidad de ser mamá. ¿Cómo podría? Si seguramente, hay muchos pretendientes suspirando por ella.
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