sábado, 21 de junio de 2014

Entrevista para el Magazine 'Fuera de serie'

A un mes y medio de los 40, la actriz colombiana Angie Cepeda atraviesa un momento dulce. Acaba de verse su trabajo con Robert Duvall en Una noche en el viejo México, ha rodado un thrillercon el trasfondo de la guerra sucia en Colombia y medita el salto a la producción. Aquí posa con propuestas en negro para una noche sexy de verano.
En el primer plano en que se escucha su voz en la última película que ha estrenado, Una noche en el viejo México, Angie Cepeda, que interpreta a una cantante de tercera en un pueblo fronterizo, introduce un bolero diciendo: "Nadie comprende lo que sufro yo...". Viéndola en las ágiles manos de la maquilladora que la prepara para la sesión de fotos de estas páginas, no se diría que la actriz colombiana sufra demasiado. "Ay, me quito ya estas horquillas, que voy a parecer Shirley Temple...", comenta mientras se deja hacer.
Morena, de una belleza exuberante pero amable que le nace en el rostro para bajar por los hombros y le alcanza a las manos, la actriz colombiana (Cartagena de Indias, Colombia, 2 de agosto de 1974) atraviesa un momento dulce. Conocida en España por su papel de Jimena en la serie de Antena 3 Los protegidos, emitida entre 2010 y 2012, en América Latina tiene una carrera consolidada y su trabajo enUna noche en el nuevo México, dirigida por Emilio Aragón y con una leyenda como Robert Duvall (El padrinoApocalypse Now...), ha sido bien recibido. Desde hace algo menos de dos años vive en Los Ángeles. Ya residió allí una temporada en el pasado para estudiar interpretación en la escuela de Eric Morris, a quien Jack Nicholson o Johnny Depp dicen deber tanto.
A dos meses de cumplir 40 años, cuerpo, alma y vida de la actriz, que posa aquí con las propuestas en negro para una noche sexy de verano, parecen en equilibrio. Tiene varias películas a la espera de ser estrenadas y maquina introducirse en la producción. "Bueno, no sé si yo diría que nadie sabe lo que sufro yo", asegura cuando se le pregunta por esa frase. "No soy una persona que vaya por la vida quejándose. Si me comparo con lo que ocurre en el mundo, soy una privilegiada. Soy humana, y tengo mis miedos, y creo que la gente me ve de una manera distinta a como me siento a veces, cuando estaba en un momento no tan luminoso de mi vida. Solo quienes realmente me conocen se dan cuenta del otro lado. Pero quejarme, ¿de qué? Si tengo agua limpia y duermo confortable".