domingo, 28 de junio de 2015

Angie Cepeda, una sirena latina.



Sus inicios se dieron en la formación en actuación en los Ángeles, luego vivió en España, Italia, Perú (donde hizo películas), lo mencionado en Argentina, hasta finalmente radicarse en Estados Unidos donde actúa en idioma anglosajón pero aclara que no pretende convertirse en una chica Hollywood. Su filosofía de vida es vivir el día a día disfrutando de lo que va pasando sin ataduras y comprendiendo muy bien el desapego. Alguna vez fue comparada con Sofía Lorens por su sencillez y belleza, especialmente por su boca grande de labios carnosos.

Angie pasó su niñez en la misma ciudad donde se llevó a cabo el festival de cine (Cartagena) y parte de su adolescencia en Barranquilla, reconoce que la eligieron como princesa del carnaval pero nunca como reina porque no le encontraban el espíritu carnavalesco y tampoco los millones. A partir del 2004, cuando fallece su mamá, cambiaron las prioridades en su vida. Cree en Dios como una energía, en los ángeles, en el amor propio, en valorarse y aplaudirse para lograr lo que quiere. Devota del gurú Sai Baba, siempre viaja con un ganesha de cobre como amuleto contra los obstáculos, y con el librito Let’s Thank God, donde guarda los decretos de protección de Paramahansa Yogananda.

Así es que tuve la oportunidad de entrevistar a una Angie que al toque me reconoció como cordobesa, es que entre tanto acento caribeño, se potenció el cordobés. Se pautó el encuentro para las cuatro de la tarde pero cuando llegó para la entrevista me dijo que “era mejor más tarde porque tenía que arreglarse y ponerse linda”. Sin embargo, lucía espectacular con un vestido entallado negro que se potenciaba con su piel lozana, pero como mujer la entendí, siempre nos autoexigimos un poco más, lo que el resto puede ver nunca es suficiente. Y mucho menos para esta impactante latina que rato después cumplió con lo acordado luciendo su cuerpo de sirena y la simpatía que la caracteriza.

Los Angeles Film Festival 2015